lunes, 19 de marzo de 2012

CONSTRUCCIÓN DEL TREN "PF13"









¿Cómo fue esta experiencia?
Desde el momento en que el profesor mencionó el trabajo hubo en mí un pronto rechazo hacia él. Esta clase de actividades no son de mi agrado porque considero que, desde niña, no he tenido mucha aptitud ni actitud para realizar trabajos manuales. El hecho de pensar en que debía hacer un tren con cualquier material y que no pasara de treinta centímetros trajo a mi mente las veces que en mi época escolar tuve que recurrir a mi hermano para que terminara o arreglara el “desastre” que yo había hecho. Muy gustoso él me ayudaba, y gracias a que, desde ese entonces, su capacidad inventiva y exploradora del futuro ingeniero electromecánico que es hoy, yo salía excelente en mis creaciones. Sin embargo, cuando llegué a mi casa en Sabana de Torres, mi hermano no estaba y yo, solo yo, tendría que hacer el tren “PF13”. 


Inicié con una idea base que era buscar cajas de medicinas, cartones y cosas que tuviera en mi casa. Una noche iba con una amiga y frente a su casa estaba todo el reciclaje, pues el carro de basura  no había pasado ese día y allí alcancé a ver unos cartones de huevos que en mi mente se dibujaron como los futuros vagones de mi tren. Otros materiales como la silicona, el alambre, las tijeras, las pinzas y marcadores, también estaban en mi casa. Fue el lunes, 19 de marzo cuando me decidí concentrarme en la creación de mi obra maestra. Con todos los materiales en el suelo y sin todavía saber a ciencia cierta qué iba a hacer empecé a forrar las cajitas de gotas para ojos y otras pastillas con el papel brillante que había encontrado en un estante que estaba lleno de materiales que había guardado desde el colegio. Me di tiempo para formar los vagones con los cartones de huevos y acomodarlos en la plataforma de cartón paja. Corté los alambres y los moldecitos circulares de las ruedas y al finalizar la tarde, después de casi cinco horas, pude tomar la última fotografía que indicaba la culminación del “PF13”.
Fue una experiencia divertida, aunque me sentía como una niña de colegio haciendo manualidades no me sentí del todo mal, hasta creo que lo disfruté… Algo dentro de mí se despierta cada vez que hago cosas que aparentemente no me gustan, es como si ese otro “yo” que casi siempre está dormido se despertara y muchas, pero muchas ideas empezaran a fluir de repente; formas, colores, texturas, dimensiones, todo tratando de ser ensamblado en un tren… ¡Ah, qué trabajo!
No sé si creer en eso de que cada uno de nosotros llevamos un niño dentro, pero con esta experiencia y con otras muchas más que he tenido que vivir , creo que nunca creceremos lo suficiente como para dejar de serlo y que, por el contrario a los grandes acontecimientos y experiencias, la vida y la felicidad se desarrollan a partir de los momentos y situaciones simples, como por ejemplo: la creación del tren “PF13”.